Cuando te reconcilias con la muerte
Sonidos Zorba tenía entre 6 o 7 la primera vez que fui, era un
lugar en la Zona Rosa en México donde se compraban vinilos importados.
Yo iba con Papa, le ayudaba a encontrar el disco que buscaba, para
mí era un juego pasar el tiempo entre discos y cielos era la misión del día
encontrar el disco que estábamos buscando, esperar a llegar a casa a escucharlo
y él me hablaba del artista, me decía que escuchara los arreglos y me mostraba
como ecualizar el estéreo para encontrar el sonido perfecto. ¡Así era algunos
días, maravillosos, llenos de música o los sábados donde había salsa para
limpiar la casa erg!
Papa ya no está y aún sigue
estrujando el corazón saber que nunca más abra música nueva para discutir o
retos de adivina quien canta.
Hace tiempo compre un equipo
para reproducir los discos, el sonido me recuerda tanto esos días que solo lo
toco en ocasiones especiales, Hoy en mi país es día de muerto, ponemos un
maravilloso altar y ponemos en él lo que cada muerto le gustaba y aquí está el
disco sonando con Bebu Silvetti, uno de los discos importados.
Y medito en este día, en lo
agradecida que estoy de que tuve un Papa que me hablara de música y fuéramos cómplices
de la cacería de discos, de cuantos minutos teníamos para grabar un casete y
como hacerle para evitar que sonara la pausa entre discos cuando mezclábamos casetes,
que tuve un maravilloso abuelo que me hablaba del mar y el viento del hueste,
de mi abue Anita que me hablaba de ángeles o mi abuela Concha que me hacía
chocolate y de mi tía Roge que me cosió un out fit completo para una fiesta en
1 día.
Ellos ya no están en cuerpo,
pero están en mí, en el recuerdo del sonido y lo que se de Música, en los
libros que discutimos y mi pasión por entender cómo se mezcla la música. Y así
con Bebu sonando, escucho los espacios entre las canciones, el sonido del pasar
de la aguja por el disco. Me siento cerca y en paz; ¡al fin me reconcilie con
la muerte!, Gracias Sonidos Zorba!
Comentarios